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4 Jun

Si el teletrabajo en Firmas de Abogados fue la respuesta ¿Cuál fue la pregunta?

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Hoy es redundante hablar de las ventajas del teletrabajo para las organizaciones de todos los sectores (no solo el de servicios legales), también es ocioso enunciar los múltiples ejemplos de Firmas en las que durante esta contingencia se ha demostrado no solo la viabilidad de este esquema de trabajo sino el incremento en productividad y eficiencia que conlleva; de eso ya mucho se ha escrito y la conclusión es la misma:

“El teletrabajo sirvió para asegurar la continuidad de la operación en las Firmas de Abogados (y en general de prestación de servicios profesionales).”

La cuestión es, ¿la eficacia de esta modalidad de trabajo es meramente transitoria? ¿Solo sirve como medida de emergencia? O bien ¿puede una Firma basar su operación enteramente en este modelo?

La respuesta no es nueva, al menos desde el año 2002 existen en jurisdicciones fuera de Latinoamérica Firmas Legales cuyo modelo se basa en el adecuado apalancamiento de talento y tecnología en el que el contar con una oficina “brick & mortar” es un concepto superfluo sin que esto impacte en modo alguno en la calidad de la asesoría legal para sus clientes. Definitivamente el 99% de lo que se presenta como “innovación” es un mero catch up sin importar la pomposidad con la que se promocione.

La falta de una oficina fija, lejos de representar una desventaja se traduce en un incremento sustancial en la resiliencia de la Firma, atributo organizacional que hoy por hoy es el mayor activo de cualquier entidad productiva. Prescindir de este pasivo (habitualmente se trata de espacios arrendados) fortalece a la Firma liberando un considerable flujo de efectivo y dándole la agilidad necesaria para responder a los cambios del entorno de forma efectiva y puntual.

Al mismo tiempo la Firma adquiere mayor capacidad para impactar en el negocio de sus clientes y la carrera de sus integrantes de forma positiva, con iniciativas que tiendan a la generación de valor y alineación de objetivos. Estas dos son las únicas audiencias de interés que deben gobernar el modelo de negocio de la Firma y resulta al menos dudoso la forma en la que una ubicación prime con muebles y decoración acorde trasciende a la generación de valor para clientes y colaboradores.

Esto no quiere decir que el “work from home” aplicado por necesidad durante la contingencia vaya a dictar la operación futura de las Firmas, el futuro está en el “work from anywhere”, calidad de vida para los colaboradores y mayor alcance geográfico son algunos de los beneficios de esta última modalidad.

Desde luego existen retos, la seguridad de la información es uno de los más importantes, el aseguramiento de condiciones mínimas del espacio donde el colaborador elija trabajar es otro, sin embargo las organizaciones que tienen en su agenda pre-pandemia su transformación digital y no debieran tener mayor problema en reorientar los recursos (económicos y de gestión) destinados al mantenimiento y operación de una oficina para dedicarlos ahora a la implementación de medidas y protocolos que resuelvan estas cuestiones. Otro punto a considerar es la debida articulación de los mecanismos que sean necesarios no solo para conservar la identidad de la Firma entre los colaboradores, sino para continuar cultivandola con ellos y con los profesionales que se integren en un futuro, para esto es fundamental que la metodología de evaluación de los abogados esté íntimamente vinculada con los valores core de la Firma e incentive simétricamente el desarrollo profesional y económico del colaborador y la correcta ejecución del Plan de Negocio de la Firma.

Sin embargo, es indudable que una vez resueltas estas necesidades el horizonte se aclara, ¿por qué limitar el alcance geográfico de la Firma? ¿por qué no reclutar profesionales de cualquier otra ciudad (en las jurisdicciones donde es posible)? El abanico de posibilidades para catapultar el crecimiento de la organización desde este esquema son múltiples.

Considerando estos beneficios y tomando en cuenta también los numerosos protocolos y lineamientos que la “nueva normalidad” impondrá a los espacios destinados a la congregación de personas (como lo son en esencia las oficinas), hace notorio el hecho de que la Firma está en el negocio de proveer asesoría legal a sus clientes y un entorno cultural óptimo para el desarrollo profesional de sus integrantes y no en el negocio de administrar inmuebles.

Entonces:

¿Por qué las Firmas incluíamos en nuestro plan de negocio necesariamente la contratación de oficinas?

El contratar un espacio físico en una ubicación prime con muebles y decoración acorde es un hábito adquirido desde el momento en que los abogados decidieron organizarse para trabajar de forma colegiada en “Firmas” lo que se remonta por lo menos a mediados del siglo XVIII en Inglaterra. La abogacía es una profesión tan especializada que anteriormente el cliente no tenía elementos objetivos para decidir en qué firma confiar, de manera que fundaba su decisión en los elementos subjetivos que la Firma ponía a su alcance, entre los que destacaba la ubicación y diseño arquitectónico de la oficina donde despachaban los abogados.

Hoy en cambio los clientes son en general sofisticados, sus departamentos jurídicos se integran por profesionales con las mismas credenciales y dominio de la materia, y por ende con el entrenamiento apropiado para apreciar los elementos objetivos para elegir a la mejor opción para cada proyecto legal de las empresas a las que representan, haciendo por tanto irrelevante el mérito arquitectónico e inmobiliario del lugar desde donde la Firma ejecute el proyecto encomendado.

Además de lo anterior, hoy existen las herramientas necesarias para hacer esta transición de forma relativamente simple, computación en nube, automatización de procesos, aplicaciones de videollamada, firma digital, litigio y métodos alternos de solución de controversias en línea, telefonía VoIP, son solo algunos ejemplos de las soluciones existentes en el mercado desde hace ya varios años y a los que el gremio de manera anacrónica nos hemos rehusado adoptar.

Al final queda claro que el movimiento natural en el modelo de negocio de las Firmas debiera tomar esta dirección en los meses y años venideros, el cambio sin duda presentará retos en su ejecución pero citando a El Principito “Caminando en línea recta, uno no puede llegar muy lejos”

Licenciado Pedro Gloria Ponce de León

Gloria Ponce de León & Hernández

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